La plenitud tiene éxito.
El rey la alcanza.
No estés triste, debes ser como el sol al mediodía.
No cualquier mortal está predestinado a promover una época de máxima grandeza y plenitud. El que pueda lograr semejante cosa ha de ser un soberano nato que gobierna a los hombres, pues su voluntad se orienta hacia lo grande. Una época de tal plenitud es, por lo general, breve. Un sabio bien podría entristecerse tal vez en vista del ocaso que habrá de producirse a continuación. Pero semejante tristeza no le cuadra. Únicamente es capaz de hacer surgir una época de plenitud. Él habrá de ser como el sol a mediodía, que alumbra y alegra todo lo que hay bajo el cielo.
NADA ES TAN MALO COMO PARA PERDER LA SONRISA EN MIS LABIOS.

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