Por este hombre de manos como nidos. Por este hombre de tranquilos
gestos. Por este hombre de voz pausada y ojos comprensivos, conozco la
felicidad, la paz, la suerte de haber llegado a un puerto sin tormentas,
a una orilla de luz, a una permanente construcción, a un encuentro en
el que nos reconocemos y nos necesitamos.

No hay comentarios:
Publicar un comentario